
Cyrano de Bergerac (Estudio 1) | Teatro clásico

TÍTULO ORIGINAL: Cyrano de Bergerac (España)
AÑO: 1969
GÉNERO: Teatro, Comedia, Drama
DIRECTOR: Pedro Amalio Roca.
DURACIÓN: 86 minutos.
REPARTO: Tomás Blanco, Nuria Carresi, José María Escuer, Nicolas Dueñas, Jose Sepulveda, Julio Núñez.

Espadachín, romántico, poeta, soldado, pendenciero, generoso, humilde, espléndido y justiciero. Todo eso, y mucho más, es Cyrano de Bergerac.
Todo eso y, al menos, una descomunal nariz...
Cyrano de Bergerac, el protagonista de la obra, es un aguerrido soldado, verborrágico poeta, orgulloso hasta la necedad, tan dado a las bravatas como a las causas nobles, y un oculto romántico, todo ello enmarcado por una enorme y grotesca nariz.
Claro que este poco sutil apéndice nasal lo mantiene alejado de las mujeres,en particular de su prima Roxana,a quien ama desde su niñez.
Biografía
Nació en París el 6 de marzo de 1619, como cuarto hijo de Abel de Cyrano, abogado del Parlamento, y de Espérance Bellange. Pasó la mayor parte de su infancia en Saint-Forget (ahora Yvelines), para luego trasladarse a París, donde trascurrió casi toda su vida.
En 1638, adoptó el nombre de Bergerac, correspondiente a las tierras que compró su abuelo (Savinien I de Cyrano) al enriquecerse con su negocio de pescadería, adquisición que permitió a la familia de Hercule-Savinien entrar en el círculo de la pequeña nobleza.
Escogió la carrera militar y se hizo célebre por su arrojo y sus numerosos duelos. Se retiró de la milicia en 1641, tras recibir una herida en la garganta durante el sitio de Arras, y fue entonces cuando comenzó a estudiar filosofía con Pierre Gassendi.
Murió el 28 de julio de 1655, en Sannois, a los 36 años, como consecuencia de las heridas que le causó una viga al caerle encima.3
Cyrano fue uno de los más importantes escritores del seiscientos francés, una personalidad verdaderamente ecléctica: novelista, dramaturgo, autor satírico, epistológrafo; antes de morir escribió el primer capítulo de un Trattato di fisica. Fue un libertino, poco antes de morir quería liderar una vanguardia cultural, una nueva filosofía de la vida.
Fue muy discutido y controvertido, y considerado, sucesivamente «un mártir libre-pensador» (Paul Lacroix), un «científico incomprendido» (Pierre Jupont, La obra científica de Savinien de Cyrano “Cyrano de Bergerac”, 1907), un «libertino sin arte ni parte» (Lechevre), un «racionalista militante» (Weber) y «pretendido alquimista» (Eugène Canseliet).


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