Algo más que socios (9.0)
Desternillante comedia en la que dos hombres de personalidades dispares entablan una extraña amistad y consiguen construirse una vida a su medida.
El guión incide con un tino pocas veces visto en el cine en los aspectos más contradictorios de una sociedad machista y puritana. Viene a decirnos que no está de acuerdo con ese modelo como única opción posible para que una comunidad funcione. En la ciudad sin nombre todos son buscavidas, las leyes se van haciendo sobre la marcha, no está mal vista la poligamia si todos los miembros del matrimonio están de acuerdo en compartirse mutuamente, los mamporros pueden servir para arreglar diferencias de manera tan injusta como un juicio, etc.
Si a todo ello le unimos un ritmo narrativo vivo, unos personajes de lo más entrañables, unos decorados impresionantes y un porrón de canciones que hacen que uno se levante del asiento para bailar más de una vez, no es difícil entender por qué muchos la tenemos en varias de nuestras listas de películas preferidas.
Lo único malo es que al haber tantas canciones, la duración se les va de las manos. Quizás deberían haberse ahorrado unas cuantas.
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"Soy un ex ciudadano de ninguna parte. A veces echo de menos mi hogar."
"Las chicas inventadas son las mejores. Pero yo lo que necesito ahora es una de las peores."
- ¡No se puede comprar a una mujer con dinero!
- ¡Pues inténtelo usted sin dinero, je, je! ¡Yo ofrezco 250 dólares por ella!
- Señor Rumson, ¿es que cree usted que todo lo que produce la tierra debe usarse para hacer licor?
- Sí, siempre que sea posible.
- Debería leer la Biblia, señor Rumson.
- Ya he leído la Biblia, señora Fenty.
- ¿Y no le animó a dejar la bebida?
- No, pero frenó mi interés por la lectura.
(Amén, hermano Marvin.)
La discusión durante la cena entre los tres miembros del matrimonio múltiple es antológica.